Cuando se comenzaron a registrar los records de velocidad en
la carrera de 1000 metros en 1865 Richard Webster logró una velocidad de 4:36.5
minutos. En 1999 Hicham El Guerrouj logró una marca de 3:43.13 minutos y nadie
le ha podido superar desde entonces. La competitividad se desarrolla con
trabajo constante y dedicado, es un proceso muy complejo en el que van quedando
rezagados muchos competidores que pretendieron ganar y no lo lograron.
Nuestra Institucionalidad no ha entrenado nunca, nunca ha
tenido la necesidad, nunca nadie se lo ha exigido. Su sistema circulatorio está
lleno de colesterol del malo por las razones que sean (aceptemos la tesis de
que en forma deliberada fue convertida en un obeso mórbido con intencionalidad…
no quiero discutir ese punto).
Lo que pretendo que analicemos con calma es si nos conviene
todavía pretender el desarrollo de una Costa Rica más solidaria, equitativa y
justa mediante nuestra Institucionalidad actual (inclusive agregando más
Institucionalidad). ¡Esto porque no puedo estar más de acuerdo en la necesidad
de una Costa Rica más solidaria, equitativa y justa!, lo que me preocupa la
estrategia que queremos aplicar.
Quiero explicar por qué creo que tenemos que migrar hacia un
modelo mixto de operación mediante el cual complementemos el Estado con la
Empresa Privada. Si no lo hacemos así vamos a terminar con un país solidario,
equitativo y justo demasiado ineficiente, demasiado caro y no nos va a alcanzar
el dinero para el bienestar que queremos para la población.
Existe entonces para efectos de nuestro análisis el Estado
Empresario, el Estado de Bienestar y la Empresa Privada. Esta última vive en un
mundo salvaje que solo le permite sobrevivir a las que entrenan, a las que
logran descubrir cómo mantenerse competitivas. ¿Será posible que alguien crea
que nuestro Estado Empresario puede alguna vez, con algunas reformas y con
algunos nombramientos de la mejor gente, llegar a ser tan eficiente como la
Empresa Privada?
Comprendo la sensación de nostalgia que experimentan algunos porque el siglo pasado nuestro Estado
Empresario hizo obra maravillosa y solidaria y existen personas que creen que
se puede volver a esa época; sin embargo, aunque eliminemos el colesterol y la
obesidad mórbida, existe una razón fundamental porque la cual el límite
superior de eficiencia del Estado Empresario está determinado por el nivel de
riesgo que se puede asumir en su proceso de toma de decisiones, y este tiene
que ser el mínimo posible.
El Estado Empresario tiene dueño, somos todos los
costarricenses, es nuestro patrimonio y por eso se le exige, se le obliga por
ley, a no arriesgar el patrimonio. Y este hecho básico, este material genético,
no le permite competir hoy. En el siglo pasado sí podía competir porque todas
las organizaciones estaban apenas iniciando un proceso de aprendizaje respecto
a la competitividad, comenzando a entrenar. Pero la realidad actual ya se
encargó de separar y distinguir claramente el tipo de organizaciones que puede
aspirar a competir y el tipo de organizaciones que no puede. Si la organización
tiene algo (la estructura patrimonial) que le limita la cantidad de riesgo que
puede asumir, no puede competir con las que viven permanentemente en riesgo y se
entrenan para sobrevivirlo como materia de vida o muerte.
Tenemos un ejemplo que nos puede ilustrar muy bien esta
realidad: el fideicomiso para construir la carretera de San Ramón. ¿Por qué se
está demorando?, esencialmente es por el riesgo. La Banca Estatal no corre
riesgo, necesita tener pruebas irrefutables de que el negocio es rentable.
Necesita estudios minuciosos, análisis de factibilidad, diseños,
especificaciones técnicas… todo lo necesario para garantizar la rentabilidad. Y
no lo hacen porque tienen aversión al riesgo, no, lo hacen porque la ley se los
exige. Una empresa privada aplica su experiencia, su conocimiento sobre el
negocio, hace números sin exigir tanto nivel de detalle y asume el riesgo (o no
lo asume). Pero su decisión es más rápida. Todas las decisiones son más
rápidas. Puede decidir hacer el proyecto simplemente porque le conviene, por
estrategia, aunque no sea rentable.